Otra vez nos vamos de paseo. Para que la climatología no nos chafe el plan, hoy tenemos una ruta sobre pista forestal cubierta de zahorra en su práctica totalidad. Además no tiene grandes desniveles y por eso os proponemos que la recorráis con bici de montaña.

Ya sea en bici o a pie, veréis cómo en su parte sur esta comarca nuestra nos sigue sorprendiendo por sus bonitos y relajantes parajes. Y no sólo eso, porque también nos va a permitir aprender mucho sobre las distintas intervenciones que la Consejería de Medio Ambiente ha ido poniendo en marcha para mejorar nuestros montes.

EL RECORRIDO SOBRE EL PLANO

Hemos llamado “A” al punto de partida, situado cerca de Bóveda, y “B” al punto en que termina la pista forestal y nos incorporamos al desvío que conduce a Betarres desde la citada carretera comarcal. La distancia entre A y B por la pista forestal es de unos 8,5 kms, y por carretera hay unos 3 kms. más.

A vosotros paseantes os corresponde decidir si dejaréis un coche en cada punto para que todo vuestro recorrido se limite a la pista forestal, o si llevaréis un solo coche, en cuyo caso la parte final de vuestro paseo discurrirá por la propia carretera y, para qué ocultarlo, cuesta arriba.

EN EL PUNTO DE PARTIDA

El llamado punto A está en el Alto de la Ribera, justo donde aparece Bóveda, si es que venimos de Criales; o donde perdemos este pueblo de vista, si hemos pasado por él. No tiene pérdida, porque en la entrada de la pista forestal un cartel nos deja claro dónde estamos: “Monte Vallejuelos, nº 392”.

No hay que asustarse, porque la cuesta que vemos es prácticamente la única que nos encontraremos mientras dure la pista, así que, sin miedo y sin prisas, pronto llegamos al portón metálico que cierra el paso al tráfico rodado y que nosotros salvamos sin dificultades por los laterales. Podemos también, si nos apetece, aprovechar para echar un vistazo: en primer término está Bóveda, más allá los montes de Rosales y Villamezán ; y de espaldas a nuestra trayectoria, Bedón, las tierras de Espinosa, La Engaña y Picón Blanco.

UNA BUENA OPORTUNIDAD PARA APRENDER

Continuamos y casi sin darnos cuesta nos encontramos en el pastizal tratado de Bóveda. Es un espacio llano y abierto, cómodo y agradable para nuestro paseo, que ha sido desbrozado para hacerlo más accesible a los ganados del pueblo (vacas, ovejas y yeguas), que pueden moverse sin dificultades y pastar a sus anchas.

Cuando llevamos recorridos unos 2 kms. desde el denominado punto A del plano, encontramos una barrera azul que abriremos sin dificultad y que es muy importante que volvamos a cerrar, porque sirve para controlar el movimiento de los ganados. Al cruzarla, dejamos el Monte de La Llana, con sus encinas y pastos, y nos adentramos en el Monte Vallejuelos.

Acabamos de cruzar la barrera y, a nuestra izquierda observamos un cerrado de alambre. Es lo que se conoce como una manga ganadera y consiste en un recinto cerrado dentro del propio monte que está a disposición de los usuarios para reunir el ganado en su interior siempre que sea necesario (para realizar un control veterinario, para entregarlo a los compradores, etc.). Estos terrenos no se pueden acotar sin más, pero en circunstancias normales, la Junta nunca niega el permiso correspondiente.

Apenas hemos avanzado cuando el camino se bifurca. Por la derecha, si fuéramos, pronto llegaríamos al pastizal natural de Almendres. Sin embargo, continuaremos por la izquierda y, casi inmediatamente, nos adentraremos en un bosque de pino silvestre, encinas, robles y numerosos acebos que jalonarán el recorrido; el denso sotobosque de zarza y brezo lo convierte en un terreno mucho más cerrado que el pastizal tratado que acabamos de dejar.

A los lados del camino observamos los montones de ramas secas que dan testimonio de una clara efectuada hace algún tiempo para sanear el bosque eliminando pinos enfermos y dominados. No es frecuente en nuestros pinares, que están poco tratados, sometidos en su mayor parte a la poda natural, que consiste en que las ramas inferiores se van secando a medida que las copas se pueblan e impiden el paso de la luz.

Llevamos poco más de 3 kms. de recorrido cuando topamos por la derecha con una zona vallada. Se trata de un terreno en el que se ha efectuado una corta de regeneración. Este es un tratamiento que consiste en talar los pinos de más de 100 años, que tienen ya cumplido su ciclo vital y con su presencia perjudican el desarrollo de otros pinos más jóvenes. Por supuesto, es una intervención que sólo se efectúa allí donde los pinos viejos son tantos que se convierten en un problema, y siempre garantizando como mínimo el mantenimiento de la población arbórea de la zona.

VALLEJO OSCURO Y REFUGIO DE ROBLE LA TETA

Hacia los 3,5 kms. de recorrido empeoran las condiciones del paseo porque no hay suelo de zahorra. Se trata de un tramo corto que nos compensa con la contemplación de numerosos acebos en el mismo camino. Estamos, además, descendiendo hacia el Refugio de Roble La Teta, pasando por el llamado Vallejo Oscuro o del Arroyo de Betarres. Ahora sí que se cierra el arbolado en un sotobosque espeso, pero eso no nos impide avistar a lo lejos la torre de incendios (roja y blanca) que corona la cima del Monte de Los Mazos.

Llevamos poco más de 500 m. de terreno más abrupto, aunque nunca difícil, cuando el camino describe una curva cerrada hacia la izquierda. Ella nos indica que estamos en la base del Vallejo Oscuro, y, según cómo esté el asunto de las lluvias en el momento en que hagamos la ruta, a nuestra izquierda correrá el arroyo mismo.

Avanzamos entre arces, robles, acebos,...Es una zona de umbría y la vegetación lo pone de manifiesto adornándose con numerosos helechos. Hay también ejemplares de boj y empezamos a ver hayas.

Pronto estaremos en el Refugio de Roble La Teta, que debe su nombre a la peculiar forma de un viejo ejemplar, ya desaparecido, que se alzaba en las inmediaciones del edificio. Estamos a poco más de 5 kms. del punto de partida. La cadena que cruza nuestro camino sin dificultar nuestra trayectoria marca el fin del tramo cerrado al tráfico rodado. Por eso, si es época propicia, es fácil encontrar aparcado algún coche de los seteros y seteras que aparcan por la zona.

 

Ahí mismo encontraremos también el llamado Arroyo de la Hiedra, que lleva agua todo el año; cuenta con un pequeño manantial que contribuye a aumentar su caudal y que es fácilmente reconocible porque en torno a él se ha construido una pequeña fuente en la parte posterior del refugio, que, eso sí, no tiene caño. Cauce arriba podemos disfrutar de un agradable paseo, aunque al margen de la ruta de hoy.

El edificio fue levantado en el año 1.961 y permanece habitualmente cerrado, pero la llave está a disposición de quien quiera utilizarlo para pasar allí unos días de asueto.

Pasados el refugio y el arroyo, entramos en el paraje conocido como Santa Gadea. El paso canadiense y el cortafuegos nos indican que acabamos de entrar en terreno del Monte de Los Mazos, de Criales. Avanzamos entre dos vallas de estacas que protegen un proyecto de repoblación de pinsapos, una variedad de pino poco común que se ha plantado para ver si se adaptaba a esta zona, pero que no parece haber cuajado.

Estamos en un terreno prácticamente llano, y no tardamos en ver una finca a nuestra izquierda. Es la señal que indica el fin del monte y la proximidad de los pueblos. Pronto alcanzamos una pista que discurre en perpendicular a nuestra trayectoria. Si la siguiéramos por la derecha, nos conduciría a Criales; pero iremos hacia la izquierda, cruzaremos otro paso canadiense y continuaremos nuestro avance hacia Betarres.

A estas alturas de nuestro recorrido, la zahorra presenta un tono inusualmente oscuro, típico de la cantera de ofitas de Bóveda de la Ribera que se ha utilizado para su elaboración.

Aunque no hayamos hecho mención alguna de la fauna, hay que decir que, además de las especies propias de toda la comarca que podríamos haber visto hasta este momento (corzo, jabalí, zorro,...), en este tramo también podríamos topar con algún vecino de la buitrera de Criales, tan cercana.

FIN DEL TRAYECTO

El siguiente cruce perpendicular que encontremos será ya el desvío que, desde la comarcal, conduce a Betarres. Este es el punto B del plano y aquí terminaría la ruta si habéis traído dos coches. Si no, ya lo sabéis, quedan unos 3 kms. de carretera hasta llegar al punto A, origen de la excursión.

En bici o a pie, con uno o dos coches, lo importante es que hayáis disfrutado y estirado un poco las piernas, que no puede pasarse uno todo el invierno mirando el fuego...

(Begoña y Mari Luz. La Solana, diciembre 2002)